4 formas de dejar de preocuparte por lo que piensan los demás

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Superar el qué dirán

Superar el qué dirán es la clave para liberarte de la preocupación constante por la opinión de los demás. Las personas hacen todo lo posible para eludir la posibilidad de ser juzgadas negativamente por los demás. Evitan decirle a la gente lo que quieren decirles. No hablan en clase ni en las reuniones de trabajo. Evitan decirle a su amante sus verdaderos deseos. No piden un aumento de sueldo. No dirán una nueva fecha en la que les gustaría ir a cenar.

Este miedo al juicio está ligado al deseo de ser querido por todos en todo momento. Pero debido a que eso es imposible, este es un juego perdido que impide que las personas experimenten y expresen su verdadero yo sin inhibiciones.

Seamos realistas, los humanos siempre están juzgando a los demás, buenos/malos o me gustan/disgustados, con muchos matices intermedios. Y a medida que llega nueva información, la mente humana la reevalúa: es un proceso continuo.

En lugar de evitar el problema al no decir nada sobre tus preferencias y trabajar horas extras para tratar de moldear a las personas en tu vida para que no te juzguen, puedes esforzarte por aceptar este proceso.

Aquí hay cuatro maneras de dejar de vivir con miedo a ser juzgado:

1. Nada dura para siempre. La realidad es que el cerebro humano tiene reservas de datos limitadas. Aunque podemos hacer juicios, no son lo suficientemente significativos como para ganarse un lugar en nuestros  bancos de memoria por la eternidad. Así que cuando alguien hace un juicio sobre ti, lo más probable es que momentos o días después ese juicio haya abandonado su conciencia. Construimos nuestra comprensión de las personas, no en los pequeños errores o contratiempos que observamos, sino creando un esquema basado en las grandes cosas que hacen y dicen, y los patrones de cómo interactúan con nosotros y nos hacen sentir a lo largo del tiempo.

2. El juicio es inevitable. Deja de tratar de controlar los juicios de los demás. Se ha convertido en parte de nuestro espíritu exigir que los demás no nos juzguen. Piensa en frases populares como: “No hay juicios” y “Esta es una zona de no juicios”. Nada de esto ayuda realmente: no puedes controlar lo que piensan los demás. Tal vez no expresen  su juicio, pero eso no significa que puedan detener un proceso fisiológico del cerebro.

En su lugar, trata de explicar el contexto de lo que estás sintiendo para que aquellos a los que te estás abriendo te entiendan y tengan compasión por ti. La compasión es la kriptonita del juicio. Cuando está presente, los juicios tienen poco peso porque las personas pueden imaginarse a sí mismas sintiéndose de la misma manera.

3. ¡Que juzguen! Puede ser liberador en una relación íntima permitir que los juicios estén presentes. En lugar de evitar ser abierto o vulnerable o de compartir algo negativo pero importante sobre ti mismo, hazlo de todos modos. Como relato en mi libro, Construyendo la Autoestima 5 Pasos, Si notas que te estás conteniendo por miedo a ser juzgado, pregúntate primero: “¿Qué juicio temo que vendrá de mi apertura?” y, “¿Qué es lo que temo que ocurra si hacen ese juicio particular sobre mí?”

Una vez que identifiques el miedo, trata de tranquilizarte o encuentra una manera de manejar el miedo si llegara a surgir. Recuerda que las relaciones cercanas e íntimas se profundizan cuando las personas se arriesgan a ser juzgadas. Si esta apertura no sucede, no significa necesariamente que hayas hecho algo mal, pero puede significar que la persona con la que estás trabajando para conectarte no tiene la capacidad para una relación emocionalmente íntima.

4. Fíjate en tus propios juicios. No hay mejor manera de preocuparse menos por los juicios de los demás que juzgarse menos a sí mismo y a los demás. Por supuesto, el juicio es inevitable, pero observa el lenguaje que usas en tu propia cabeza sobre las personas y los eventos en tu vida.

Cambia el enfoque de tus juicios: En lugar de decir “ella apesta” o “él es un perdedor”, pregúntate qué efecto tiene la persona en ti que quieres evitar o tener en cuenta en el futuro. Por ejemplo: “Ella nunca cumple con sus compromisos conmigo”. O: “Me dice que lo está intentando, pero siempre termino decepcionado”. Aléjate de los rasgos de carácter buenos y malos de las personas en tu vida y aléjate de lo que es saludable y lo que no es saludable para ti.

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