4 FORMAS DE HACER QUE TU PAREJA TE ESCUCHE

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Comunicación en Pareja

Comunicación en Pareja – Un signo clave de una relación segura y saludable es la capacidad de ser honesto. Tener una pareja con la que podemos comunicarnos libre y fácilmente, es una pieza fundamental del rombecabezas a la hora de conseguir una auténtica cercanía. También es la única forma en que la persona con la que estamos realmente nos conozca por lo que somos.

Sin embargo, incluso las parejas más comunicativas pueden tener dificultades cuando se trata de encontrar una forma adaptativa de retroalimentarse. Ser honesto no es una excusa para decir cada pensamiento malo que se nos pasa por la cabeza o para arremeter contra nuestra pareja cada vez que estamos molestos con ella. Sin embargo, a veces significa comunicarse sobre temas que son complicados o incómodos, incluso cuando nos sentimos enojados, heridos o molestos con ellos.

Entonces, ¿cuál es la mejor manera de abordar estos temas con nuestra pareja? En mi experiencia trabajando con parejas, descubrí que estos cuatro principios han marcado la mayor diferencia cuando se trata de lograr una comunicación en la que ambas personas se sientan vistas, escuchadas y más cercanas al final.

1. Cálmate tú mismo.

Nada bueno viene de entrar en una discusión en un estado acalorado.

Hay nueve funciones de nuestra corteza prefrontal media, que incluyen la regulación del cuerpo, la comunicación sintonizada, el equilibrio emocional, la flexibilidad de respuesta, la empatía, la perspicacia o la conciencia de autoconocimiento, la modulación del miedo, la intuición y la moralidad. Queremos que estas funciones funcionen bien, no que se apaguen, cuando estamos hablando con alguien cercano a nosotros sobre un problema personal. Sin estas funciones intactas, tendemos a actuar antes de pensar, diciendo cosas de las que luego nos arrepentimos o teniendo un arrebato que nos aleja más de nuestros objetivos finales.

Para que nuestra corteza prefrontal vuelva a estar en línea, las actividades rítmicas ayudan. Tomar una respiración profunda. Cuenta hasta 10. Sal a caminar. Debemos hacer lo que sea necesario para centrarnos y calmar nuestro sistema nervioso. En estos momentos, debemos tratar de no apegarnos demasiado a nuestros pensamientos y debemos evitar armar un caso contra nuestra pareja. El objetivo principal es conseguir la calma. Despues, podemos lidiar con lo que nos molesta con estas importantes funciones intactas.

2. No ataques.

A menudo, nuestro primer instinto cuando nos sentimos agraviados es atacar. Nuevamente, esta casi nunca es una estrategia útil cuando nos comunicamos con alguien que nos importa. Eso no quiere decir que no haya momentos en los que tengamos una razón genuina para estar enojado, y ciertamente tenemos derecho a expresarlo. Sin embargo, defendernos demasiado y usar todas nuestras fuerzas para ganar una discusión probablemente no ayude a la otra persona a comprender nuestros sentimientos o incluso a escuchar nuestras preocupaciones. Cuando es atacado, la respuesta humana natural es ponerse a la defensiva. Cuando desencadenamos esta reacción en nuestra pareja, no va a estar en un estado receptivo.

Para mantenernos fuera del modo de ataque, debemos evitar amplificarnos. Podemos hacer esto prestando mucha atención a los momentos en que alimentamos nuestros sentimientos con pensamientos negativos. Esto incluye reflexionar sobre los rasgos negativos de la otra persona, usar evidencia para construir un caso en su contra o pintar una imagen unilateral del problema.

El objetivo es la comunicación abierta. No queremos sabotear nuestros esfuerzos avivando la llama de nuestra ira y haciendo menos probable que nuestra pareja pueda responder a nuestros comentarios. Eventualmente podemos decir todo lo que necesitamos decir, pero podemos hacerlo de una manera que no encienda tensiones innecesarias e interacciones combativas.

3. Sea vulnerable.

Esto es realmente difícil de hacer cuando estamos enojados, y aún más difícil cuando nos sentimos justos. Sin embargo, nos hacemos un favor a nosotros mismos cuando estamos dispuestos a pensar en nuestra parte en cualquier conflicto que estemos experimentando. Si queremos apertura de nuestra pareja, tenemos que ser abiertos nosotros mismos.

Cuando nos acerquemos a ellos, debemos tratar de venir de un lugar de vulnerabilidad. Debemos hacer el esfuerzo de centrarnos en lo que más nos importa y expresarlo. En lugar de usar un lenguaje de culpabilidad por lo que hicieron, debemos describir cómo nos sentimos y qué queremos. Por ejemplo, en lugar de decir: “Nunca consideras mis sentimientos. Simplemente haces lo que quieras cuando quieras”, podríamos decir, “A veces me siento herido cuando no me siento considerado. Realmente me gustaría que trates de preguntarme cómo estoy con más frecuencia y que me escuches cuando pido algo que quiero”.

También podemos compartir nuestra parte en lo que sucedió. Por ejemplo, en el ejemplo anterior, podemos decir, “Reconozco que no siempre soy muy bueno haciéndote saber cómo me siento. Y a veces te castigo cuando me siento ignorado. Lo siento por eso. Trataré de ser mejor al decirte directamente cuando algo anda mal”.

4. Pregunta con curiosidad.

A medida que nos volvemos más vulnerables y abiertos en nuestra comunicación, tenemos que invitar a lo mismo a nuestra pareja. Eso significa dar el paso, a veces difícil, de escuchar lo que tienen que decir. Nuestro objetivo durante este proceso es a menudo separar lo que la otra persona está haciendo mal y discutiendo. Pero, ¿qué pasaría si, en cambio, realmente tratáramos de comprender y explorar cómo vieron la situación?

Podemos hacer un esfuerzo para estar abiertos a su percepción y ser empáticos con lo que sintieron. No debemos interrumpir o saltar para estar a la defensiva. Tendremos la oportunidad de decir lo que pensamos y sentimos, pero validar la experiencia de otra persona como distinta de la nuestra les permite sentirse libres para contar su historia y más relajados al escuchar la nuestra.

Mientras hacemos este paso, y todos estos pasos, una cosa que tenemos que hacer es mantener a raya a nuestro crítico interior. Una voz en nuestra cabeza puede estar allí alentando acciones que van en contra de la comunicación abierta que estamos tratando de lograr. Por ejemplo, si nuestra pareja nos da retroalimentación, esa voz puede dramatizar o exagerar lo que está diciendo. Puede hacer que nos volvamos contra nosotros mismos o nuestra pareja porque nos hace sentir que no podemos manejar ninguna crítica. Si notamos que este crítico interno interviene, podemos enfrentarlo reconociendo que estos son solo pensamientos que inundan nuestra cabeza; no son un reflejo completo de nuestro punto de vista real.

Los consejos sobre cómo comunicarse con una pareja a menudo son más fáciles de decir que de hacer, pero tomarse el tiempo para calmarse y llegar a un lugar de curiosidad en lugar de juicio puede ayudarnos a evitar dos cosas: alejar a nuestra pareja lanzándonos al modo de ataque y encendiendo nosotros mismos por tener las reacciones que tenemos. Al dar estos pasos, debemos recordar ser amables con nosotros mismos. No somos perfectos. Nuestra pareja no es perfecta. Pero nuestra comunicación puede mejorar mucho y la relación en sí misma puede fortalecerse.

** Comunicación en Pareja

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